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Laudato si' por la hermana madre tierra

Publicado: 2015-07-04

No es la primera vez, querido omnívoro, que desde la Iglesia católica se da un manifiesto ambiental, pues desde los textos bíblicos hay un llamado especial al cuidado de los bienes de la creación, por el simple echo de tener un origen común, como expresara el santo Francisco. 

En su tercera encíclica, Laudato si', el Papa Francisco recoge el fundamento ecológico de la teología católica para "la maduración humana inspirada en el tesoro de la experiencia espiritual" del mundo católico y no católico que nos lleve a un compromiso real con el ambiente.

La cultura ecológica no se puede reducir a una serie de respuestas urgentes y parciales a los problemas que van apareciendo .... Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático. (111)
Capítulo primero

Francisco cuestiona qué le está pasando a nuestra casa común, pues es evidente que el cambio social acelerado se refleja en deterioro ambiental, pobreza ética y empobrecimiento de la humanidad. 

Debemos- dice- "tomar dolorosa conciencia, atrevernos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar". (19)

Señala,

"...lo cierto es que el actual sistema mundial es insostenible desde diversos puntos de vista, porque hemos dejado de pensar en los fines de la acción humana: «Si la mirada recorre las regiones de nuestro planeta, enseguida nos damos cuenta de que la humanidad ha defraudado las expectativas divinas»."

El llamado para tomar acciones es a todo nivel querido omnívoro, aunque no resuelven los problemas globales, confirman que todavía somos capaces de intervenir positivamente.

Capítulo segundo


En el siguiente capítulo, si bien la encíclica va dirigida a "todas las personas de buen corazón", se desarrolla en forma teológica el compromiso con la creación desde el evangelio y las lecturas bíblicas. Francisco recuerda que el pecado conlleva tres rupturas; así, el daño al ambiente es ruptura con el Creador, nuestros hermanos y la naturaleza. Señala también:

la Biblia no da lugar a un antropocentrismo despótico que se desentienda de las demás criaturas. (68)
Quiero recordar que «Dios nos ha unido tan estrechamente al mundo que nos rodea, que la desertificación del suelo es como una enfermedad para cada uno, y podemos lamentar la extinción de una especie como si fuera una mutilación» (89)
A veces se advierte una obsesión por negar toda preeminencia a la persona humana, y se lleva adelante una lucha por otras especies que no desarrollamos para defender la igual dignidad entre los seres humanos. Es verdad que debe preocuparnos que otros seres vivos no sean tratados irresponsablemente. Pero especialmente deberían exasperarnos las enormes inequidades que existen entre nosotros, .... Dejamos de advertir que algunos se arrastran en una degradante miseria, ..., mientras otros ni siquiera saben qué hacer con lo que poseen, ...y dejan tras de sí un nivel de desperdicio que sería imposible generalizar sin destrozar el planeta. (90)
Capitulo tercero

- la raíz humana de la crisis ecológica- 

Su tercer capítulo el Papa hace una crítica al mal uso de la tecnología y el papel del ser humano en el mundo. Reflexiona sobre el uso indiscriminado y deificado de la tecnología, el reemplazo por la fuerza laboral, la economía y el uso ético de la biotecnología. Resalta la tecnología al servicio del hombre respetando los demás ecosistemas.

No se aprendieron las lecciones de la crisis financiera mundial y con mucha lentitud se aprenden las lecciones del deterioro ambiental. (109)
No hay ecología sin una adecuada antropología. ... «se corre el riesgo de que disminuya en las personas la conciencia de la responsabilidad» (118)
Si la crisis ecológica es una eclosión o una manifestación externa de la crisis ética, cultural y espiritual de la modernidad, no podemos pretender sanar nuestra relación con la naturaleza y el ambiente sin sanar todas las relaciones básicas del ser humano. (119)
En todo caso, una intervención legítima es aquella que actúa en la naturaleza para ayudarla a desarrollarse en su línea, la de la creación, la querida por Dios. (132)
Capítulo cuarto

- Una ecología integral- 

La ecología integral a la que llama Francisco, plantea la preocupación de integrar la crisis social a la crisis ambiental, buscando puntos comunes de cambio. Este capítulo es un llamado también para los gestores de las ciudades para el crecimiento ordenado en favor de la dignidad humana; nos llama también al respeto a las minorías étnicas y sus costumbres en el uso del territorio, y a la preocupación por las generaciones futuras. Siempre con una opción preferencial a los pobres.

Hace falta cuidar los lugares comunes... dentro de la ciudad que nos contiene y nos une. ... . Así los otros dejan de ser extraños, y se los puede sentir como parte de un « nosotros » que construimos juntos. Por esta misma razón, tanto en el ambiente urbano como en el rural, conviene preservar algunos lugares donde se eviten intervenciones humanas que los modifiquen constantemente. (151)
Toda la sociedad –y en ella, de manera especial el Estado– tiene la obligación de defender y promover el bien común. (157)
Ya no puede hablarse de desarrollo sostenible sin una solidaridad intergeneracional. Cuando pensamos en la situación en que se deja el planeta a las generaciones futuras, entramos en otra lógica, la del don gratuito que recibimos y comunicamos. Si la tierra nos es donada, ya no podemos pensar sólo desde un criterio utilitarista de eficiencia y productividad para el beneficio individual. No estamos hablando de una actitud opcional, sino de una cuestión básica de justicia, ya que la tierra que recibimos pertenece también a los que vendrán. Una ecología integral posee esa mirada amplia. (159)
¿Para qué pasamos por este mundo? ¿para qué vinimos a esta vida? ¿para qué trabajamos y luchamos? ¿para qué nos necesita esta tierra? Por eso, ya no basta decir que debemos preocuparnos por las futuras generaciones. Se requiere advertir que lo que está en juego es nuestra propia dignidad. Somos nosotros los primeros interesados en dejar un planeta habitable para la humanidad que nos sucederá. Es un drama para nosotros mismos, porque esto pone en crisis el sentido del propio paso por esta tierra. (160)

Escrito por

Karen Martínez

Ingeniera ambiental. Me interesa la ciencia y la investigación en medio ambiente. Me gusta el arte y la vida


Publicado en

Omnívoro

Medio ambiente. De interés para el Omnívoro Sapiens